Conversaciones de iglesia (3º Parte)
Escrito autóctono
Continuación…
Cuando
leemos la expresión “las iglesias” (en plural) en tantos pasajes del Nuevo
Testamento ¿Nos da a pensar que los escritores tienen en mente exactamente lo
que nosotros 2000 años después?
No
tenemos a Lucas, Pablo o Juan que la utilizan, vivos como para consultarles.
En
otras palabras, ¿Será que pluralizan la iglesia como diciéndonos que hay una
aquí y otra allá y otra por aquel otro lugar, constituidas en entes independientes
o grupos denominacionales que se conformaron con todo y sus locales físicos a
los que llamaban iglesias? ¿Iglesias bajo el nombre de Cristo pero institucionalmente
individuales?
Hoy,
2000 años después, nadie lo cuestiona y se asimila de tal manera sin más ni más.
Pero
si es cierto que la iglesia es una sola y no existe división de ningún tipo en
ella aunque quienes la conforman pertenecen a diferentes regiones, poblados y
comunidades humanas tan diferentes unas de otras, creo que aquí hay un argumento
suficientemente importante como para ponernos a pensar que verdaderamente hubo
muchas iglesias; aunque doctrinalmente comprendamos que hay una sola que está dispersa
por todo lugar. (En eso todos estamos de acuerdo)
Pero
aclaremos la necesidad del análisis. Todos comprendemos sin error que
efectivamente había muchas iglesias en los diferentes lugares como se registra
en las Escrituras, eso no tiene discusión. Pero al decirlo… 1- ¿Vemos instituciones estructuradas y constituidas autónomas, oficializadas, con sendos locales propios (alquilados, comprados o construidos) en las diferentes zonas de cada una de esas grandes regiones? o 2- ¿Visualizamos pequeños grupos de hermanos reuniéndose juntos (principalmente en casas) en las diferentes zonas de una gran región?
¿Con
cuál interpretación de las dos me quedo? Usted dirá lo que ve pero la verdad es que no podemos sostener ambas.
Por
ejemplo, ¿por qué Pablo no dice a los hermanos de Roma solo: “os saluda toda la
iglesia de Cristo” -en singular-? (Romanos
16: 16). La expresión que usa es: “os saludan todas las iglesias de Cristo”
-en plural-; lo que deja la impresión según la óptica moderna, de que se
refiere a muchas iglesias de Cristo autónomas e independientes de las
demás aunque bajo un solo nombre. Entonces la idea de muchas denominaciones
diferentes que reúnen al grosor del pueblo de Dios tal como sucede hoy, tendría
validez por esas expresiones. ¿Será eso lo que nos quiere comunicar la Palabra?
¿Cómo
lo demostramos o lo desmentimos certeramente?
Valga
decir que el término “iglesias” (forma plural), es utilizado por Lucas 3 veces,
por Pablo unas 20 veces y por Juan 8. En total la tenemos unas 31 veces en el
Nuevo Testamento.
Por
su parte “iglesia” (en singular), lo utiliza Lucas 17 veces, Pablo 42 y Juan 10
veces. En total 69 veces sin tomar en cuenta otros escritores que también la
usan como Mateo, Santiago o el mismo Pedro. Así, que si por la diferencia de
más del doble tuviésemos que decidir, hay una línea bien demarcada en ese
sentido.
Pero
no podemos obviar ninguna de esas 31 ocasiones, de las cuales hasta podría existir uno que otro error de copistas a lo largo de los siglos probablemente. Pero pensemos que la expresión plural es válida aunque tuviésemos solo una. Esto requeriría el análisis para despejar toda duda, porque esa sola expresión nos
sugeriría la variedad de grupos independientes o denominacionales como sucede en
nuestros tiempos prácticamente como una norma.
Piénselo: Si en su mente no existiera la figura institucional de
denominaciones independientes y/o grupos eclesiales que conforman asociaciones
cristianas individuales, al leer "iglesia" o "iglesias" en el
Nuevo Testamento no tendría ningún problema en entenderlo sin ambigüedades de
ninguna especie. Así ocurre con
entidades tan conocidas como la Cruz
roja o el cuerpo de Bomberos. Usted sabe que cada una de ellas son una única e
indivisible entidad aunque haya tantas estaciones de bomberos como ciudades y
países. De igual forma con las Cruz roja. Por diferentes una Estación a otra no
compiten por ser mejor una a otra ni se asimilas a sí mismas como independientes.
Más le digo algo; la expresión en forma plural no es determinante para definirnos
una pluralización de la iglesia porque a la verdad el restante de información
que nos aportan dichos escritores y principalmente Pablo, nos ayuda a disipar cualquier
concepto al respecto.
Por
ejemplo el léxico usado por Pablo para referirse a la iglesia en varias de sus
cartas es tan preciso, que puntualiza si se quiere referir a un pequeño grupo
de hermanos en un sitio o denota otra manera para referirse a un grupo mayor en
una región. Pero no lo hace como
nosotros hoy. Note cuando dice: “saluden a tal y a la iglesia que está en su
casa” (Rom. 16: 5; 1º Cor. 16: 19; Col. 4: 15; Filemón 1: 2). Aquí plantea la
figura elemental. Pero no pase por alto la
maravillosa forma de expresarlo; no dice: “saluden a la iglesia del hermano tal o
de los hermanos tales” ni “a la iglesia llamada tal (llamándola con un nombre distintivo acuñado)”. Esa forma sí justificaría las
formas modernas, personalizando e individualizando dicho pequeño grupo y por ende dejándolos como
una entidad independiente cuyo concepto lleva necesariamente a otro asunto: debía tener uno o varios
encargados principales, lo que sabemos nunca pasó porque la Palabra de Dios no
lo muestra de esa forma en ninguna parte. La iglesia nunca fue ni de pertenencia de
ninguno de los hermanos, ni le acuñaron jamás ningún nombre a ninguna como para
distinguirla de las demás.
Pero
acaso ¿debíamos hilar hasta ese punto?
¿Podríamos
todavía argumentar más sobre esa manera bíblica de referirse a la iglesia,
comparado a alguna figura de la época que, en condiciones de índole religioso, también
congregara personas a la cual si personalizaban con nombres de fantasía?
Dichosamente la respuesta es ¡Sí!
Continuará…