Versículos…
¿controversiales? 16° y última parte
Escrito autóctono
Continuación…
Llegamos al final de una serie más,
esperando haber sido luz a pasajes bíblicos que se han manipulado para sostener
doctrinas y formas de iglesia que nos parecen más sacadas de un libro de
cuentos que de la bendita Palabra de Dios. Creo que la Verdad está más a la
vista de lo que parece o muchos creen.
Si pudiésemos pedirle a una persona
que nunca se haya involucrado en ninguna denominación o iglesia cristiana, ni
tampoco en ninguna religión que se diga fundamentarse en la Palabra, ni haya
tenido la mínima enseñanza ni referencia de Dios en ninguna forma; que leyera la Biblia y luego nos
comente lo que entendió, estoy seguro que nos sorprendería el nivel de
respuestas más exactas que nos daría que muchos que la han estudiado toda su vida, porque de
alguna forma, tener ya algún tipo de formación bíblica, no permite en muchísimos
casos leerla sin prejuicios y preconceptos.
Por ello es necesario ser
“reseteado” por el Espíritu de Dios antes de adentrarse a la Palabra. Comenzar
de cero literalmente para leer lo que la Biblia nos dice y no lo que cualquier
pensamiento previo quiera leer y ver allí, porque como lo comenté en alguna
oportunidad, nuestra costumbre carnal de justificar todo cuanto hacemos y
creemos, es nuestra peor enemiga a la hora de querer alcanzar la Verdad.
Pensamiento final
Comenzando
desde la pésima forma de interpretar la sujeción y la sumisión además de todo
el contexto mundanal de cómo operan las cosas en la iglesia, nos pareció bien a
los hombres inclusive hallarle explicación a nuestros actos en la Palabra de
Dios lo que a todas luces es un asunto carnal antes que lo espiritual que
debían de ser las cosas.
A
tanta insistencia de querer hacer las cosas a nuestro antojo, era de esperar
casi por lógica que la iglesia se sintiera bien caminando paralelamente al
mundo; aparte de que en nuestra carnalidad, creímos complicarnos menos
teniendo nosotros el control de las cosas y dejar al Señor fuera del mando. Nos
ocurrió lo de las iglesias del Apocalipsis. Llegamos a preferir eso que ser dependientes
de la fe, la que es vital para dejar al Señor señorear sobre su iglesia como
una realidad práctica y no como un mero decir tipo cliché religioso. En otras palabras, convertimos al Señor en el
dueño “Ad honorem” de la iglesia y no en su Dueño real.
Terminamos
sintiéndonos cómodos así y eso acabó con la sencillez y funcionalidad de la
iglesia genuina. A la verdad, creyendo que era mejor teniendo nosotros el
control, fue nuestra ruina según los resultados tan patentes hoy en
cuanto a la humanización de la iglesia y su inefectividad para ganar al mundo. Nos mezclamos con él en vez de continuar siendo la
manifestación de los hijos de Dios que tanto anhela hoy la misma creación como
lo dice Romanos 8: 19.
Debíamos
ser como Cristo, no diferentes a Él.
Y
mientras la historia humana sigue su marcha, de nuevo comienza a renacer por
obra del Espíritu y no de ningún hombre, la manada pequeña, aquella que no se
alía al mundo pero lo ama y se da por él tal como lo hizo el mismo Dios.
Aquella que muestra al Cristo resucitado pues ella también fue resucitada
juntamente con Cristo; aquella que está luciendo la belleza de Él porque es
como Él ya que salió de Él.
Aquella,
diferente al mundo, la cual es perfeccionada por el Espíritu pues la está
preparando para el encuentro con su amado pronto.
¿Estás
en una iglesia o te sabes iglesia? Solo hay una respuesta a la pregunta. No
respondas prefabricadamente. La respuesta honesta y sin prejuicios, definitivamente
debe cambiar tu panorama y revolucionarte desde tus mismas entrañas.
Fin
Próxima
serie: CONVERSACIONES DE IGLESIA