Adán y Jesús (12° Parte)
Escrito autóctono
…Continuación:
La simiente de pecado produciría en la descendencia
que la mostraba con mayor evidencia, una actitud por demás injusta y contraria
a lo que Dios había dispuesto originalmente. De hecho ahora el más fuerte
prevalecería sin importarle el más débil o pasando por encima de él, el líder
construiría su grandeza y bienestar sobre las espaldas de sus subalternos.
El hombre con poder buscaría manipular y explotar a
los demás calculadamente para su propio provecho y placer.
No obstante el propósito de Dios pretendía que aquellos
más capacitados fuesen los primeros en ayudar, cuidar o proteger al resto que parecían
menos privilegiados, velando por ellos.
Cristo como Adán, también experimentaría algo similar respecto a quien
sería un día su compañera. Ella acababa de perderse, pero Él decide servirla dando
su vida para rescatarla. Él tomó su pecado y se hizo pecado sin haber pecado
nunca (2° Corintios 5: 21).
Aunque ya había sido inmolado antes de todas las cosas
por ese hecho, debía suceder un día en esta dimensión.
Dios había provisto de antemano por el pecado del
hombre antes de que el enemigo siquiera existiese (1° Pedro 1: 18 al 20; Apocalipsis
13: 8). Había sucedido desde la eternidad, pero se manifestaría en nuestra
dimensión en la persona de Cristo y su sacrificio en la cruz del calvario sin
que el enemigo se lo esperase ni mucho menos lo comprendiera.
Así que Dios manejaba la carta triunfadora en sus
manos ya desde previo. El enemigo ni ninguno de sus secuaces nunca lo supieron
sino hasta que ya fue también demasiado tarde (1° Corintios 2: 7 y 8). He aquí uno de los grandes misterios de
Dios revelado.
Para Adán, reitero, su sacrificio de amor debía seguir
siéndolo ahora en todas las cosas. Por amor debía continuar sirviendo entregándose por el bienestar de los suyos en arduo trabajo. Por amor la mujer
que podría parir a sus hijos sin sufrir, ahora debía añadir el dolor a ese proceso.
Incluso los hijos debían funcionar dentro del marco familiar por amor,
honrando a sus padres y obedeciéndoles, estando bajo su autoridad.
Es en este punto en donde se me hace sumamente
interesante hacerme las siguientes preguntas:
¿Qué hubiese ocurrido si Adán deja perder a su mujer y
decide no comer del fruto?, ¿Qué hubiese ocurrido si Adán y Eva se hubieran
arrepentido, humillándose y reconociendo
la responsabilidad por su pecado?
Continuará…