domingo, 17 de julio de 2016

Adán y Jesús (14° Parte)

Adán y Jesús  (14° Parte)
Escrito autóctono

…Continuación:

Así que Dios se da de sí dos veces por causa del hombre. La primera es al principio cuando lo crea. El hombre se pierde posteriormente por su pecado. La segunda es en Cristo para salvarlo restituyéndole de esta forma la vida, la Vida eterna.

La sangre animal solo aplacaba a Dios cubriendo el pecado, pero la sangre del Cordero perfecto su Hijo, paga a su justicia eliminando al pecado de raíz.

La deuda del pecado adámico es cancelada (Juan 1: 29). Eso soluciona el gran problema que tenía el hombre pero ahora, ya libre de su mal, de nuevo con voluntad propia, debe decidirse o por la Vida o continuar en muerte si es lo que quiere.

Al quitar el pecado del mundo (el pecado cometido por Adán) el Cordero de Dios eliminó la responsabilidad de la descendencia de éste que se vio afectada por el pecado de su progenitor. A partir de ahora, cada quien ya no llevaría sobre sí el peso del pecado de Adán, sino que cada cual deberá responsabilizarse y responder por su propio pecado.

(La paga o demanda del pecar es la muerte) Romanos 6: 23. Pero entendámoslo.

Cometer su propio pecado mata al hombre doblemente. Primero, lo mata instantáneamente en la parte espiritual cortando toda relación con la Vida que es Dios. Sigue teniendo el mismo efecto que como al principio. Segundo, lo mata gradualmente pues comienza a perder la vida en este mundo poco a poco hasta que lo extingue. Su propio pecado demanda su vida, no le deja vivir más. Se cumple plenamente el pasaje bíblico de Romanos 6: 23. Así que la vida abundante que poseía dada por Dios, se redujo a apenas una breve existencia de vida terrenal. Esta “paga terrenal” de morir aquí, sucede porque fue aquí que pecó. Morir aquí es la consecuencia de no vivir la totalidad de la capacidad que Dios en el principio le había otorgado de vivir inclusive milenios en forma plena en ese cuerpo terrenal.

Morir aquí no elimina el que ya de por sí está muerto por decidir pecar, pues no se relaciona con Dios que es la Vida misma (Mateo 8: 22). Morir aquí habiendo vivido sin relación con Dios por su propia decisión no hace más que prolongar esa falta de relación con la Vida que es Él solo que ahora, al acabar su vida aquí, permanecerá separado de Dios para siempre.

Es su propia cuota o consecuencia que el hombre debe afrontar: morir en esta existencia terrenal, entregar su vida por causa de su pecado. De esa no se libra ningún vivo por más creyente genuino que sea. 

Pero entonces ¿qué es lo que Dios perdona (olvida) cuando nos arrepentimos y de qué nos libramos?

Es lo que veremos a continuación pues con morir en esta existencia no termina el daño provocado cuando pecamos.


Continuará…