domingo, 1 de enero de 2017

Conocer a Dios pero… ¿nos conoce Él? (1° parte)



Conocer a Dios pero… ¿nos conoce Él?  (1° parte)
Escrito autóctono

Nahúm 1: 7 “El Señor es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en Él confían.”

En alguna ocasión hablamos acerca de la importancia de conocer a Dios. Esto es vital en nuestro diario caminar. Saber cómo piensa, cuál es su voluntad, qué desea, para de esta forma alinearnos a Él y no creer que Él deba alinearse a nosotros.

El pasaje es muy revelador expresándonos una gran verdad: así como el hombre necesita conocerle, también Dios procede a conocer al hombre.

Aquí podríamos decir que Él lo sabe todo y conoce los pensamientos y las intenciones humanas. Es decir, Dios conoce a todos los hombres.

Eso es real, sin embargo el conocimiento que se menciona aquí tiene otra connotación. Se refiere a una actitud del hombre para con Dios y basado en esa actitud entonces Dios conoce al hombre.

Como se ha dicho muy atinadamente: muchos creen en Dios, saben que existe y hasta le sirven,  pero de allí a creerle..., es otra cosa.

No se trata de lo que Dios ya sabe, sino de cuánto el hombre sabe de Dios para depender de Él en su vida. ¿Cuánto realmente le creemos?  El pasaje menciona la confianza como el medio por el cual Dios nos conoce.

Creo que son muchos los que han querido hacer las cosas a su manera y no a la de Dios ya sea por costumbre o por tradición, inclusive hasta por conveniencia, pues confían más en aquello que puedan manipular, en resultados cuantificables, que en la forma que es por fe.

Quizá usted dice “pero yo he tenido fe en la obra que he realizado para Dios y he allí los resultados”. Sin embargo usted mismo se exhibe con esas palabras. ¿Cuánto de lo que ha hecho no ha sido resultado calculado y hasta forzado? Hay cosas que son naturales. Poner una semilla en tierra y esperar que nazca no es fe, es natural. Sucederá aunque usted no lo crea. Orar porque salga el sol es algo que ocurrirá hasta sin orar ni preocuparse por ello.

Nuestras vidas están llenas de cosas como esas. El problema es que estamos confundiendo la fe con lo que no lo es.


Continuará…