domingo, 23 de abril de 2017

Una Nueva Forma para vivir (1° parte)

Saludos estimados lectores: hemos habilitado a partir de hoy una sección en la parte final de los escritos para que nos puedan compartir su reacción sobre los mismos. Por favor ayúdennos marcando cualquiera de los 4 recuadros dados. Dios les continúe bendiciendo.


Una Nueva Forma para vivir (1° parte)
Escrito Autóctono

La carta a los hebreos, más que un mensaje dirigido a un pueblo específico (los descendientes en la carne de Abraham), establece una nueva forma que debía quedar claramente planteada para ellos a partir de la obra de Cristo Jesús el Señor, libre de formas, fiestas, celebraciones, liturgias y figuras tan comunes en su expresión religiosa, para dar lugar a algo diferente, a algo nuevo, a algo mejor.

Note la cantidad de expresiones sobre ello que evidencia la carta: Hebreos 1: 4;  6: 9; 7: 19 y 22; 8: 6, 8, 10 y 13; 9: 23; 10: 34; 11: 16, 39 y 40.

Eso por supuesto no solo pretendía dejarles en claro a ellos, sino también a nosotros (los gentiles) cómo debía ser la nueva vivencia del pueblo de Dios, conformado por creyentes pertenecientes a aquella línea genealógica y los que no éramos receptores supuestos de esa herencia que por la fe en Cristo el Señor ahora lo éramos también.

Esto tiene más relevancia de lo que pensamos o inclusive se nos enseñó, porque parece ser  que en 20 siglos a partir de la cruz, no hemos aprendido y continuamos conservando, practicando y guardando cosas que nunca nos concernieron, y hasta los defendemos insistiendo en que era el propósito de Dios restaurarlas entre nosotros. El Concilio de Jerusalén es muestra de esta polémica situación y cómo fue resuelta (Hechos 15: 10, 24, 28 y 29). Pablo nos insiste en esto mismo en Gálatas 2: 18 diciendo: “…si las cosas que destruí -refiriéndose a las obras de la ley- las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago.” Ver también Colosenses 2: 16-22.

Y para los que incitan al judaísmo: Gálatas 5: 4 “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído”. 


¡Cuán ciegos y necios hemos sido!

No me refiero solo a los que siguen una línea muy marcada en ese sentido, sino en general, pues aunque la mayoría no lo hace, si han recurrido a revisar y extraer ciertas prácticas y figuras del antiguo pacto para establecerlas en sus reuniones y vivencias de forma literal dejando lo esencial (su sombra) eliminado de tajo.

Porque a la verdad en defensa de cosas que no nos correspondían, para colmo hemos hecho malas copias generando unas costumbres híbridas rarísimas y encima santificándolas.

Como si no bastara, se proclama con bombos y platillos ser la iglesia moderna, receptora de la revelación divina, pero insistente en funcionar con ese híbrido supuesto basado en el motor antiguo de los judíos.


Por favor…!

Ni somos judíos y lo que tenemos ni se parece a lo que ellos tenían.

Para muestra un botón: ¿de dónde sacamos que debíamos estar construyendo templos cuando todo un pueblo (el judío) tuvo solo uno?

¿Qué más tiene que decirnos la Palabra y el Espíritu para seguir tradiciones y conceptos antiguos cuando Dios en Cristo nos proveyó de mejores cosas?

Continuará…