domingo, 4 de junio de 2017

Una Nueva Forma para vivir (7° parte)



Una Nueva Forma para vivir (7° parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Un cambio de paradigma.                          

Así que todo lo que se conoció o fue practicado en el pueblo de Israel con respecto a formas, sitios, muebles, rituales y demás utilizados para la adoración; definitivamente la cruz define un antes y un después. No la cruz como cruz, vale resaltar, sino lo que se gestó en ella por medio del sacrificio de Cristo el Señor hace 2000 años.

La Palabra dice que lo antiguo (previo a este singular hecho), vendría a ser sombra de lo nuevo; y desde esa perspectiva es importante conocer lo antiguo no para repetirlo sino para tener una mejor visión de lo que se vendría a dar.

Copiar esas figuras, rescatarlas para nuestra adoración o para nuestras reuniones no tiene ningún sentido, más bien denota ingenuidad y casi siempre ignorancia que trae confusión a la maravillosa gracia que fue establecida por Dios a partir de la cruz. Dios nos abre una nueva dimensión con nuevas cosas, lo antiguo no tiene efecto.

Pero debemos entender que de la ley, todo lo que se refiere a aspectos ceremoniales y rituales, fiestas, observación de días y elementos muy propios de los judíos cultural e históricamente hablando, no nos conciernen. Todo lo que tiene que ver con aspectos morales presentes en la ley, de hecho se reafirmaron y aclararon en Cristo pero abordándolo objetivamente esos principios existen antes de ella dados a todas las naciones y continuaron posterior a ella para todos porque no nacieron con ella. Jesús fue el ejemplo viniendo a enseñarnos el espíritu de la ley al cumplirla pero para mostrarnos realmente cómo debía vivirse su justicia. Decir que debe desecharse por aquello que abrogó el Señor, es una mala interpretación.  

Pablo lo dice: La ley es buena si uno la usa legítimamente 1ª Timoteo 1: 8. El problema es que muchos no comprenden su uso legítimo. Y otra cosa, no fue dada para los justos -continúa aclarándonos Pablo- y en eso se pierden muchos creyentes queriendo aplicársela a sí mismos en forma íntegra sin filtrarla a través de Cristo.

De allí que requerimos también una renovación del entendimiento (Romanos 12: 2) pues estamos sumamente acostumbrados a aferrarnos a las cosas como si aquello no dejó de ser. Mucho por desconocimiento personal, casi siempre por interpretaciones ajenas. Algo se hace necesario y vital en cada uno y es un cambio de paradigma desde nuestro interior. No se puede asimilar nada nuevo si así mismo no se es nuevo internamente. (Mateo 9: 17)

Continuará…