domingo, 9 de julio de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 41° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 41° Parte

Continuación…

La adoración genuina según la Palabra es en el espíritu y es la que Dios busca, eso ya deja a los instrumentos y cualquier cosa física o expresión de cualquier índole por fuera. Por cierto y valga mencionarlo, tampoco hace a ningún sitio exclusivo para adorar.


Veredicto: No, la adoración no es ni será nunca música y cantos suaves y relajantes. Tampoco posiciones comúnmente aceptadas como de adoración.

 

16- Bueno, ¿y qué de la danza?

Bailar... para muchos una carnalidad... porque se prostituyó por las religiones paganas y por los corazones alejados de Dios. Hasta se sexualizó convirtiéndola en algo sucio e inmoral que lo que busca generalmente es un contacto y roce físico con alguien del sexo opuesto. Sin embargo nuestro cuerpo responde en mayor o menor medida a la música. Hay quienes no la bailan pero mueven el pie o un dedo al ritmo de lo que escuchan. Otros la cabeza, y otros finalmente le ponen ritmo y movimiento a todo su cuerpo.

Dios sabe como afecta literalmente la música a nuestros sentidos y nos creó con esa respuesta a ella, y Él mismo es así. El Dios de Israel aceptó la danza como parte de las expresiones de alegría de su pueblo hacia Él y fue parte en los rituales tanto en el templo y fuera de este. David danzaba para Dios.

¿Pero qué ahora en la nueva dispensación de la gracia?

El Nuevo testamento no nos dice nada acerca del baile para exaltar a Dios, quizá porque ya sabemos que la adoración y la alabanza cambiaron a un asunto de índole espiritual, en un templo ya no físico sino de carne. Por ello la danza como la música dejaron de ser imprescindibles. Pero así como la música, no fue anulada porque no hay pecado en ella. Entonces creo que moverse en un signo de alegría para con Dios, además de no ser pecado ni nada que se le parezca, ella me permite expresarme en una libertad inocente. Libertad que no nos lleva por supuesto a ningún tipo de libertinaje ni regulaciones que la hagan por un lado exclusiva de nadie, y por otro en nada que la lleve a parecerse a lo que el mundo hace. Eso es otra cosa. Es como palmear... hay libertad de hacerlo o no hacerlo según se sienta, pero bajo ninguna circunstancia regulada bajo criterios doctrinales o dogmáticos que ya es ir demasiado lejos.

Continuará…