domingo, 5 de mayo de 2024

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 84° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 84° Parte

Continuación…

Pregunto: ¿acaso el Espíritu Santo vino únicamente sobre los hombres y dejó a las mujeres como testigos presenciales de lo que sucedía en Pentecostés?

¿Por qué las capacitó también? ¿Y por qué cuando oraron por denuedo el Espíritu no llenó solo a los hombres presentes sino a todos y a todas?

La razón es que el Espíritu Santo no considera a solo los hombres capaces de cumplir con la obra de Dios, sino que también la mujer está en la lista del Señor para ser usadas con Poder de lo alto.

Que no veamos en la Palabra a una evangelista poderosa o a una versión apostólica femenina al estilo de Pablo, no es porque no puedan hacerlo, sino por un tema de cuido y ternura de Dios para con ellas, por un tema de biología que les haría a ellas más incómodo con sus organismos dedicarse a esas funciones y exponerse inclusive a maltratos y peligros que puede conllevar dicha función que al hombre. Pero de que pueden, podrían; y son capacitadas para realizar importantes y vitales funciones en la casa del Señor. De que su predica y/o enseñanza es tan poderosa como la de los varones no le quepa la menor duda.

Para Dios no es un tema de capacidad porque tanto hombres como mujeres la tienen. Tampoco de unción, porque ambos son tomados y capacitados por el Espíritu Santo. Le aseguro que la Cruz establece un antes y después para ellas como para los varones. Y Cristo fue el mejor ejemplo de un trato igualitario para con ellas, es decir jamás las relegó.

Que no veamos una sola mujer llamada como discípula entre los doce que llamó el Señor no nos dice relegación, nos dice consideración.

El ministerio de importancia para el desarrollo de la iglesia conformado por hermanas es algo que el Nuevo Testamento no oculta.

Continuará…