domingo, 2 de mayo de 2021

La Radicalidad (8° parte)

La Radicalidad (8° parte)

Continuación…

Los hermanos del primer siglo huían si tenían la posibilidad cuando veían peligrar sus vidas más extendiendo el evangelio por donde llegaban. No callaban bajo ninguna circunstancia. Lo hizo Pablo quien aprovechó las falsas acusaciones y los juicios a los que era sometido como estrategia para llevar el mensaje del evangelio hasta las más altas esferas.  Nadie se expuso a quienes les odiaban o querían asesinarles por el simple hecho de hacerlo con el fin de convertirse en mártires. Eso tampoco tiene razón de ser. Si se tiene la oportunidad de escapar ha de hacerse y salvar a más almas. Si se es atrapado ha de afrontarse en lo que Dios disponga.

Jesús aclaró que no debíamos necesariamente quedarnos callados (Mateo 10: 19 y 20) o lo que es lo mismo agachar la cabeza. Por supuesto no se trata de decir lo que se nos ocurra ni mucho menos abrir la boca para maldecir a quienes nos maltratan, pues no es la forma del amor evidentemente (Mateo 5: 44). El Señor dio claras instrucciones de lo que debemos hacer al ser sometidos a situaciones como estas.

Así que ya tenemos el mandamiento y cómo afrontar las circunstancias adversas si vinieren.

Es la radicalidad de la que hablo.

¿Es la radicalidad que usted muestra en su vida, en sus cosas y frente al mundo?

En la época actual en la que vemos tanta maldad por todas partes, tanto libertinaje, tantos valores literalmente pisoteados llamando a lo malo bueno y a lo bueno malo (algo que ya nos advirtió la Palabra que veríamos), ella nos recuerda que por cuanto abundó la maldad, sobreabunda la Gracia (Romanos 5: 20). Eso quiere decir que el propósito de Dios está más activo que nunca, su Poder no se ha acortado, su Salvación es más poderosa, visible y disponible, su reino sufre violencia y es arrebatado por los valientes.

Continuará…