domingo, 1 de enero de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 14° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 14° Parte

Continuación…

Recordemos qué es lo que limpia, lo que tiene vida eterna (Juan 15: 3, Juan 6: 68 y 69). Cuando vemos la parábola de las semillas, la Palabra cae en el corazón y esta ha de encontrar las condiciones idóneas para que cumpla su propósito. La Palabra es la clave. De nuevo, no se trata de desmeritar a Cristo anteponiéndole la Palabra cómo si buscáramos rivalidad, es imposible pues Él mismo es la Palabra

La Biblia recalca que Él enseñaba con toda autoridad y no como lo hacían los demás que ni entendían de qué hablaban.

Jesús dijo con toda claridad: “En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió (es decir lo que dice el que le envió), tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida”. Juan 5: 24.

Los demonios podían ver a la persona de Cristo, inclusive Él podía llegar a donde esos espíritus tenían atados a los hombres, pero hasta que el Señor pronunciaba la Palabra, salían. Así mismo el Señor muchas veces estuvo entre lluvias tempestuosas en medio de un mar bravío y su sola presencia no calmada su furia, sino hasta que Él ordenaba por su Palabra que se calmasen, lo hacían.

Ningún muerto resucitó con tenerle al lado o que pasara cerca, fueron levantados con su Palabra.

Cualquiera de los milagros que llevó a cabo, tenían como elemento común la Palabra pronunciada salvo poquísimas excepciones como el caso de la mujer que tocó su manto, más allí si lo analiza, la mujer había escuchado la fama de su poder (palabra) Marcos 5: 27; creyó a ella y se acercó a tocarle físicamente para ser sanada.

Satanás mismo quiso usar la Palabra para tentar al Señor… pero quedó demostrado que ella no puede usarse contra sí misma… es imposible. Y Satanás quedó humillado con un carbón encendido entre sus manos.

Continuará…